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La enzima prodigiosa

Actualizado: Mié, 29/04/2015 - 09:58

Los ´top ventas´ en la sección de dietética suelen ser inmorales mordiscos al intelecto, propios de rata de alcantarilla.
En vista de tanto charlatán suelto, en ´Comer o no comer´ nos preguntamos seriamente en qué universidad se impartirá la titulación en dietas milagro.
Sospeche cuando aparezcan testimonios del tipo ´Se me curó la diabetes´ o ´Mis tumores se han ido´.
El uso de tratamientos no probados puede retrasar la obtención de un diagnóstico susceptible de salvar una vida humana o la administración de medicación que realmente funciona, precisa la Food and Drug Administration norteamericana.
Si Mercedes Milá lee estás líneas, le instamos a hacérselo mirar. He aquí una pista para ella: un producto de salud es fraudulento si postula engañosamente que puede curar el cáncer o el sida.

Si Mercedes Milà (que tanto sabe de nutrición…) recomienda “La enzima prodigiosa”, será por algo. Ahora bien, es posible que ese “algo” no guarde ni el más remoto vínculo con la alimentación. 

Cuando en una granja nos cruzamos con una ave que tiene el pico corto, grueso y arqueado, que luce una llamativa cresta roja, que “viste” un plumaje abundante y lustroso y que, encima, nos reta, arrogante, con un estridente “quiquiriquí”…¿la confundiríamos con un perro? ¿Podría ser, acaso, una serpiente de cascabel? ¿Tal vez una cucaracha mutante?  Hasta un niño de dos años sabría reconocer a un gallo por el rabillo del ojo. Lamentablemente, la mayoría de la población todavía no es capaz de distinguir un libro de dietética mínimamente serio de un pasquín repleto de insultantes patrañas. Y eso que se parecen tanto como puedan asemejarse un gallo de color oro y una cucaracha negra. Prueba de ello es que los “top ventas” en la sección de dietética suelen ser inmorales mordiscos al intelecto, propios de rata de alcantarilla. A la vista de tanto charlatán suelto, nos preguntamos seriamente en qué universidad se impartirá la titulación en dietas milagro.

Hemos hecho este largo circunloquio antes de entrar a valorar “La enzima prodigiosa”, el libro que se ha posicionado entre los más vendidos, porque hay tan poco de decir de él que puede resumirse en tres palabras: es una estafa.

El título es una estafa, el contenido es una estafa y el autor (el japonés Hiromi Shinya) es un estafador. Aunque, quizá, el adjetivo se quede corto…

Sugerir a los enfermos de cáncer que no se sometan a la quimioterapia (en su opinión, “las drogas de la quimioterapia son venenos mortales”) es algo más que una estafa. Y este señor, en el maloliente interior de su libro, lo hace. Aunque no es necesario abrir ni una página para oler a zombi recauchutado.

Basta mirar la portada (también con el rabillo del ojo) para detectar el fraude. “La dieta del futuro que evitará las enfermedades cardíacas, curará el cáncer […]”. Un momento… ¿ha dicho “curará”? Eso ha dicho.

Pues ya está, a otra cosa mariposa. Seguro que hay algún libro de Mafalda en la librería, muchísimo más didáctico. Por si Hijomi Shinya o Mercedes Milà no lo saben, existe un Real Decreto (Real Decreto 1907/1996) que prohíbe los “métodos” o los “remedios secretos” con pretendida finalidad sanitaria destinados a la curación de “enfermedades tumorales”. Aunque la verdad es que nos es igual lo que diga la legislación: ninguna dieta, ninguna enzima, ninguna energía telúrica, “cura” el cáncer. El cáncer lo cura, si puede, un oncólogo en toda regla. Quien lo dude que se lo pregunte al mayor panel de expertos en cáncer reunido hasta la fecha en un consenso, el que dio vida al “Diet and Cancer Report”. Y no es una recomendación retórica, se puede contactar con ellos enviando un mail a info@dietandcancerreport.org, tal y como ofrecen amablemente en su página web. No obstante, el equipo que hace posible “Comer o no comer” aconseja a sus fieles lectores que es mejor no molestarlos por una tontería así. ¿Llamaría usted a su dentista para preguntarle si la caries se cura saltando a la pata coja?

El libro, cómo no, demoniza a los lácteos, blanco habitual de cualquier terapeuta alternativo que se precie. Para el autor la leche es “mala” para el organismo y “causa inflamación”. No opina lo mismo un rigurosísimo análisis publicado en abril de 2012 y llevado a cabo en Francia por parte de su Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de la alimentación (ANSES), como se puede comprobar aquí.

No perdamos más el tiempo con el libro, que la vida es muy corta y muy prodigiosa. Como nuestro afán es que la población deje de caer en las pegajosas redes que tienden los muchos estafadores dietético-nutricionales (o “enzimático-nutricionales”…) que nos rodean, vamos a hacernos eco de seis nutritivas pistas que acaba de ofrecer la FDA americana para detectar fraudes dietéticos:

  1. Sospeche cuando le prometan la cura de una amplia gama de enfermedades (por ejemplo, demencia senil, atrofia cerebral, aterosclerosis, disfunción renal, gangrena, depresión, la osteoartritis o, cómo no, el cáncer).
  2. Sospeche cuando aparezcan testimonios (Por ejemplo, "Se me curó la diabetes" o "Mis tumores se han ido”).
  3. Sospeche cuando le prometan soluciones rápidas. Pocas enfermedades o condiciones pueden ser tratadas rápidamente.
  4. Sospeche cuando aparezca la palabra “natural”. Es uno de los reclamos más comunes (y engañosos, ¿acaso no son los hongos venenosos la mar de naturales?).
  5. Sospeche cuando lea "descubrimiento científico”. Si se descubre una verdadera cura para una enfermedad grave, sería ampliamente difundida a través de los medios de comunicación y prescrita por los profesionales de la salud que le atienden cuando usted está enfermo.
  6. Sospeche cuando le hablen de teorías de la conspiración ("La industria farmacéutica y el gobierno están trabajando juntos para ocultar información acerca de una cura milagrosa"). Siempre es mentira. Una mentira que pretende distraer al lector de las obvias preguntas de sentido común acerca de la llamada “cura milagrosa”.

El libro cumple todos los “preceptos”, y algunos más de regalo, como que nos vende (en la web que lo difunde) un listado de suplementos peligrosos y carísimos (¡equilicuá!). Para el GREP-AEDN, una de las características de las dietas fraudulentas es precisamente que “incluyen o se basan en el consumo de preparados que vende quien promueve el tratamiento dietético”. ¡Lagarto, lagarto!

Por último, si Mercedes Milà lee estas líneas, le instamos a revisar dos frases más de la FDA. La primera es: “Un producto de salud es fraudulento si se promueve engañosamente como eficaz contra una enfermedad o condición de salud, pero no ha demostrado científicamente ser seguro y efectivo para ese propósito”. Le encaja como traje entallado al fraudulento libro “La enzima prodigiosa”, que deseamos fervientemente que caiga en un olvido todavía más profundo que el que sufrieron los habitantes de Macondo en “Cien años de soledad”, la novela de García Márquez (obra que siempre está bien recordar). La última frase de la FDA justifica nuestro anhelo: “El uso de tratamientos no probados puede retrasar la obtención de un diagnóstico que puede salvar la vida o la administración de medicación que realmente funciona”.

Algo bueno del libro
Si usted ya ha malgastado los 17 eurazos que cuesta el japonés libro y se está preguntando “dónde pongo lo hallado”, aquí va nuestra sugerencia: la mejor manera de recuperar la fe en los japoneses es practicar el milenario arte del origami, conocido en España como papiroflexia. Arranque con delicadeza las hojas del libro y haga gatos, grullas, conejos saltarines o flores de loto. Su estantería se lo agradecerá. Y nosotros (encima…) se lo tendremos en cuenta.

7 de mayo de 2013

 

P.D. (10 de mayo de 2013) Si se está preguntando cuál es la prodigiosa enzima (bautizada como "enzima madre"), debe saber que no la hemos mencionado por la simple razón de que no existe. Algo que reconoce el propio autor, por cierto: "En este momento la existencia de una enzima madre es todavía una teoría, pero tengo evidencias a partir de los datos clínicos que he reunido”. Evidencias que no cita y que no aparecen en ninguna de las bases de datos científicas conocidas. Acto seguido (en la línea siguiente), y como si tal cosa, el señor Hiromi Shinya (el "estafador", para que nos entendamos) abre un nuevo apartado, denominado “¿Por qué los medicamentos contra el cáncer no curan el cáncer?”. José Luis Sampedro, cuya sabiduría era inabarcable, afirmó en 2011 que "Cuando creemos lo que no vemos, acabamos por no ver lo que tenemos delante". No crea usted en una enzima que ningún científico ha visto (ni verá), o acabará por creer que los medicamentos contra el cáncer no curan el cáncer, es decir no verá lo que tiene delante.

P.D.2. (31 de mayo de 2013) ¿Le ha sabido a poco este enzimático texto? En tal caso no se pierda dos "reseñas" más: la de Juan Revenga (que recientemente nos ha concedido una estupenda entrevista) y la de José Miguel Mulet.

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