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¿Dejar de fumar engorda?

Actualizado: Mar, 08/11/2016 - 12:46

Libros de autoayuda, parches, chicles, incluso hipnosis. Estos y muchos más son los recursos que la mayoría de fumadores utilizan para dejar de fumar. Pero el mayor temor de estas personas, además del “mono”, no es fracasar en su intento, sino coger unos kilos de más. ¿Es esto cierto? ¿Qué dice la ciencia al respecto?

La dietista-nutricionista Mónica Pérez García, vicepresidenta de la Asociación Pro-colegio profesional de Dietistas-Nutricionistas de Extremadura (AEXDN), sostiene que hay varios aspectos que influyen en ese aumento de peso, que no son inevitables, y que están asociados al abandono del hábito tabáquico:

* La nicotina. Esta sustancia excitante tiene la capacidad de aumentar ligeramente la termogénesis y el gasto energético total. Además, también tiene un efecto en la inhibición del apetito. Se estima que la producción de calor (termogénesis) del organismo de las personas fumadoras aumenta alrededor del 6%, y que su metabolismo basal se ve aumentado en unas 200 kilocalorías en comparación con las no fumadoras. Se trata de otras de las razones del aumento de peso al dejar de fumar.

* La costumbre de llevarse algo a la boca. La persona fumadora, con frecuencia, desplaza la ingesta de alimentos por el consumo de cigarrillos.

* La potenciación de la capacidad olfativa y el sentido del gusto. Tras la deshabituación tabáquica se potencia la capacidad olfativa y el sentido del gusto, lo que permite percibir los olores y sabores de los alimentos con mayor intensidad y, en consecuencia, disfrutar de la comida en mayor medida y no como un mero hecho fisiológico.

Asimismo, Pérez García recuerda que la comida pasa a convertirse en un “salvavidas” para calmar la ansiedad que produce dejar de fumar. Por eso, añade: “es importante practicar técnicas de relajación y hacer ejercicio físico, ya que ayuda a calmar tensiones y a segregar hormonas relacionadas con el bienestar y el control del apetito”.

¿Cuántos kilos se pueden engordar?
Según los resultados exactos extraídos de un estudio que fue publicado posteriormente en el British Medical Journal, se conoció lo siguiente:

Durante el primer mes de dejar el tabaco, la media engorda 1,12 kilos; el segundo mes, 2,25 kilos; el tercero, 2,85; el sexto, 4,23 y al año podía engordar 4,67 kilos. Pero, hay algunas excepciones: el estudio mostraba que entre el 16% y el 21% perdía peso en un año, mientras, en el otro extremo,  un 13 % engordó más de 10 kilos.

Por lo demás, Pérez García cree que no existe un número estipulado de kilos que se pueden coger, ya que todo depende de los malos hábitos que se adopten durante la deshabituación al tabaco (sedentarismo, ingesta excesiva de alimentos, etc.). No obstante, señala, “suele ser frecuente engordar entre 3 y 7 kilos durante los primeros meses”, pero no es un dato alarmante considerando que la mayoría vuelve a su peso inicial al poco tiempo, cuando empieza a practicar una serie de hábitos saludables.

Por desgracia, el temor a engordar unos kilos lleva a más personas de las que parece a no dar el paso de dejar atrás los cigarrillos. “La estética ejerce mayor poder de decisión que la salud”, asiente Pérez. Así las cosas, es labor del profesional sanitario fomentar los beneficios del abandono del tabaco y aclarar los mitos que se crean a su alrededor.

Eso sí, cuando alguien deja de fumar, ocurre lo siguiente: aumenta la apetencia de alimentos ricos en grasas y azúcar, los cuales sustituyen esa sensación que provocaba el tabaco en el cerebro. Algunos expertos creen que el tiempo que anteriormente dedicaban los fumadores a tirar humo por la boca y la nariz ahora lo emplean en abrir la nevera, aunque realmente lo que ocurre es que el cerebro pide más comida. Tanto es así que para especialistas como Esteve Fernández, director de la Unidad de Control del Tabaquismo en el Instituto Catalán de Oncología (ICO), “el 70 % del aumento de peso se produce por el consumo de más calorías”.

Entonces, ¿es posible llevar una dieta saludable que controle esa posible subida de peso?
Por supuesto.  Además, Mónica Pérez García hace hincapié en que las personas que deciden dejar el tabaco lo hacen porque quieren mejorar sus hábitos y su estado de salud. Por otro lado, ese temor a engordar, hace que muchos sigan una dieta saludable desde el principio del abandono del tabaco.

 “No existen los milagros, sino la constancia y el buen hacer del día a día”, sentencia Pérez. Una alimentación saludable incluye la ingesta de alimentos de origen vegetal (verduras, frutas, hortalizas y legumbres), y estos se pueden comer crudos y cocinados.

Los tipos de alimentos que, según la nutricionista, no puedes pasar por alto son:

* Legumbres. Estas tiene un gran poder saciante y son ricas en fibras, ayudando a controlar el apetito. Además, pueden acompañar a muchos alimentos y se comen en cualquier época del año.

* Cereales  integrales. Arroz, trigo, avena, quinoa, mijo, centeno, etc.

* Grasas. En el primer puesto está el aceite de oliva virgen extra, después le siguen los frutos secos y el aguacate.

* Carnes y pescados: es aconsejable optar por carnes magras, pescados azules y blancos.

* Huevos y lácteos: siempre que no estén en forma de productos procesados.

* Agua: es la bebida más saludable, pero existen otras que no tiene azúcares ni alcohol y que también se pueden consumir.

Pero, cuidado, Pérez recalca que es mejor evitar los zumos. “La teoría de que un zumo equivale a una pieza de fruta es un mito más que debemos de quitarnos de la cabeza”, dice. Y concluye con la afirmación siguiente en cuanto a la bebida: “con respecto al alcohol, la mejor recomendación es no tomar nada, ni en cantidad moderada ni la copita de vino en las comidas. Y en cuanto a los refrescos azucarados… ¡desterrados!”

Por otro lado, ¿sabías que hay alimentos que potencian el sabor del tabaco y otros que provocan un peor gusto?

Una encuesta realizada a fumadores, señala Pérez, concluía lo siguiente: los alimentos que potencian el sabor del tabaco son el alcohol, la carne y las bebidas con cafeína (café, té y refrescos). En cambio, hay otro grupo de alimentos que lo que hace es provocar un peor sabor del cigarrillo, caso de la fruta, los vegetales, los lácteos y el agua.

Para concluir, no debemos olvidar algo muy importante: “practicar actividad física regularmente es mano de santo para sentirnos bien con nosotros mismos y para rebajar el nivel de ansiedad, así como para mantenernos en un peso correcto después de dejar de fumar”, indica la dietista-nutricionista Mónica Pérez.

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