Publicado: Mié, 03/02/2016 - 08:27
Actualizado: Mié, 03/02/2016 - 08:27
Tras luchar denodadamente contra las malignas e insidiosas toxinas que hábilmente se agazapan en el organismo durante la fase de ATAQUE (en mayúsculas) y embarcarnos intrépidamente en la fase de CRUCERO (también en mayúsculas) hoy miércoles 3 de febrero nos vemos en la obligación de enfrentarnos a otra prueba de fuego. A esta fase la hemos llamado: La fase de CONSOLIDACIÓN: para evitar el efecto rebote (de las toxinas, se sobreentiende…)
Para tal fin, os hemos preparado otro mito que previamente hemos desinfectado para conseguir una pureza sin igual. Dice así:
Mito 3: Puedes eliminar ciertos nutrientes sin ninguna consecuencia para la salud
Muchas dietas detox proponen eliminar grandes grupos de alimentos, lo que conlleva prescindir de algunos nutrientes. Los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas son la tríada perfecta para mantener un estado de salud óptimo. Si bien dejaremos de lado el debate sobre las proporciones “ideales”, lo que queremos destacar aquí son dos cosas: primero, prescindir de forma prolongada de alguno de ellos puede tener consecuencias negativas para la salud; segundo, hay que escoger aquellos macronutrientes de calidad, es decir, hidratos de carbono complejos, provenientes de productos integrales de grano entero; grasas saludables, procedentes de aceites, frutos secos, semillas o de frutas como el aguacate; y proteínas de buena calidad, provenientes de legumbres, carnes magras, pescados, huevos y lácteos bajos en grasa. Combina los alimentos de estos tres grupos de macronutrientes como más te guste (sin olvidarte de las frutas y verduras) y tendrás mucho ganado.
Sin embargo, son muchas las dietas detox que tienen la osadía de prohibir alimentos, en pos de su cruzada purificadora. Por ejemplo, el pan “blanco” (algo que podría llegar a ser catalogado de “racismo alimentario”), el arroz, la leche, el yogurt con frutas, la sal (algunos piensan que es tóxica porque lleva flúor y yodo de forma artificial, una tontería porque el flúor y el yodo se añaden en cantidades seguras y ayudan a reducir el riesgo de caries y bocio, respectivamente, en poblaciones de riesgo), el chocolate (lo sentimos mucho, queridas y “puras” lectoras de “Comer o no comer”) o el café.
Afortunadamente, este tipo de dietas suelen durar tan poco en el tiempo que es difícil que se produzcan grandes desequilibrios nutricionales.