Publicado: Lun, 25/05/2020 - 08:56
Actualizado: Lun, 25/05/2020 - 08:56
Ricardo Biedma, un lector de Valencia, nos traslada una duda que le tiene en vilo: “me he fijado en que las cápsulas de café llevan el equivalente a una cucharada sopera de café, mientras la cantidad de café que utilizo en mi cafetera italiana de toda la vida para preparar dos tazas es casi el doble: cuatro cucharadas soperas para preparar dos tazas. ¿Quiero esto decir que las cápsulas no llevan en realidad café, sino un concentrado de café que al reaccionar con el agua da una apariencia de expreso?”.
Nadie mejor que Miguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos e impulsor del formidable blog “Gominolas de Petróleo” para resolver la duda. “Es café”, responde Lurueña. “El gran éxito de estas cápsulas son los aromas, que son compuestos volátiles. Basta con hacer la prueba y dejar un poco de café molido encima de la mesa para comprobar que al cabo de unas horas ha dejado de oler como al principio. El acierto de estas cápsulas es conservar gran parte de los aromas del café, lo que permite usar menos cantidad de materia prima”.
Un buen consejo para conservar las propiedades del café es guardar el paquete, cuidadosamente cerrado, dentro en un bote hermético, como propone en su web Café Veracruz, preferiblemente en la nevera (el calor es uno de los peores enemigos para conservar el café, por lo que conviene mantenerlo alejado de fuentes de calor como hornos, vitrocerámicas, tostadoras, etc.)
“El problema de la pérdida de aroma se produce, básicamente, por la oxidación. Esto no es más que un proceso químico mediante el cual las proteínas del café reaccionan con el oxígeno. Eliminando (al menos en gran parte) el aire, se consigue eliminar (al menos en parte) la oxidación del café y, por tanto, aumentar la durabilidad de sus propiedades”, señala la web de Veracruz.
Por otra parte, “el café tostado en grano se conserva muchísimo mejor que el café molido: esto es un hecho y ocurre por muchos motivos. En primer lugar, el propio tueste exterior y la estructura del grano sirven de protección del propio café. Pero, además, por una cuestión geométrica: la superficie de contacto con el aire es mucho mayor en el caso de la suma de las partículas molidas que en el caso del grano”. Es por ello que es recomendable comprar el café en grano y molerlo cuando se vaya a utilizar, o en tandas.
A pesar de ello, son cada vez más quienes compran el café molido. “Obviamente, se trata de una cuestión de comodidad, inmediatez…tal vez vivimos demasiado deprisa. Por otra parte, no siempre es posible disponer de un molino. De cualquier forma, el poder moler el café justo en el momento, así como controlar el punto de molienda adecuado para el modo de preparación que vayamos a utilizar, hace que los aromas se desprendan en la extracción y no antes”, concluye esta empresa.
Por otro lado, y volviendo al tema de las cápsulas de café, no todas son iguales. Aunque sí contienen café de verdad, algunas de ellas incluyen también otras sustancias (seguras) que los hacen más apetecibles y dulzones. No obstante, el verdadero problema de las cápsulas es el impacto medioambiental que generan.