Publicado: Vie, 05/02/2016 - 08:26
Actualizado: Vie, 05/02/2016 - 08:26
Hoy viernes puede ser un gran día, plantéatelo como Joan Manuel Serrat. Si recordáis, comenzamos la semana con la cabeza pesada y llena de impurezas. En cambio, hoy viernes, estamos mucho más vitales y animados. No cabe duda de que nuestras neuronas comienzan a corretear, cual gráciles gacelas y encantadores cervatillos, en busca de la paz interior, que bastante lío tenemos ahí fuera con los Expedientes X.
Así que cerraremos esta semana intensa y provechosa con un nuevo mito, el último de nuestro plan detox de 5 días. A la última fase la hemos llamado:
Devuelve el mando a tu hígado y a tus riñones y deja de preocuparte: la OPERACIÓN TRANSFORMER (escrito en mayúsculas; hemos empleado un anglicismo pensando que te gustaría…) ha llegado al fondo de tu mente.
He aquí nuestro quinto mito:
Mito 5: Cualquiera puede hacer una dieta detox
Pongamos por caso que, pese a todas las advertencias, has decidido pasar olímpicamente de lo que te hemos venido explicando durante esta semana y te has dejado liar con una dieta detox que te ha recomendado la amiga de un amigo. La pregunta es: ¿puede cualquiera seguir una dieta de estas características? Y acto seguido: ¿hay vida más allá de la desintoxicación?
Para contestar cuestiones tan peliagudas que nos abocan a los precipicios del más allá, repasemos cuáles son las particularidades, en general, de este tipo de dietas y sus efectos sobre el organismo, cuando son llevadas al extremo:
* Las dietas detox suelen ser muy bajas en calorías: vas a pasar hambre y es muy posible que te sientas débil. Los efectos secundarios de este tipo de dietas pueden abarcar desde hipoglucemias, mareos, fatiga, dolores musculares, estreñimiento e incluso náuseas. Todos ellos son síntomas muy típicos de las dietas muy bajas en calorías, un tipo específico de dieta terapéutica que se usa bajo supervisión médica en la pérdida de peso en casos muy concretos, como puedes leer en este enlace:
* Restringen los alimentos: vas a tener que dejar de consumir muchos de los alimentos que tienes en casa. ¿Qué harás con ellos? ¿Los tirarás? ¿Qué se los coma el perro? ¿El vecino? ¿El perro y el vecino, ambos dos? Esta restricción nos lleva a la palabra más temida por muchos nutricionistas: monotonía alimentaria. Vas a tener que aceptar que tus platos sean más tristes que una canción de Kenny G, que ya es decir…
* Uso de laxantes: muchas de las dietas detox hacen uso de laxantes, ya sea en forma de hierbas, de pastillas o lavativas. No sólo queremos dejar patente la “incomodidad” (ejem) del uso de estos componentes por su efecto “aquí te pillo, aquí te mato”, sino también significar que su uso repetitivo termina en deshidratación e irritación intestinal.
* Te va a salir caro (¡y lo sabes!): como las dietas détox son cada una de su padre y de su madre, según la que sigas te pedirá que compres suplementos, hierbas, jarabes u otros potingues dignos de la farmacopea de Panoramix. Tu bolsillo se resentirá y tu cuerpo seguirá desintoxicándose de la misma manera que lo hacía antes de tu viaje detox a ninguna parte. Ahora que hemos conseguido que tus neuronas campen por sus fueros, podemos decírtelo muy clarito: las dietas detox son, sobre todo, uno de esos negocios de los “frescos del barrio” con lo que ya puedes contar que por un zumito verde te van a pedir el oro y el moro y, lo peor, ese juguito simplemente va a conseguir “depurar” tu bolsillo.
Así que si eres de las que tiene que comer cada dos o tres horas, si disfrutas con una nevera llena de la más variopinta diversidad alimentaria, si no trabajas en Roca Sanitarios o vives con un presupuesto ajustado, ésta no es tu dieta, amiga, amigo. Bueno, ni la tuya ni la de nadie, dada su nula efectividad para hacer algo que nuestro santísimo cuerpo se encarga de hacer solo.
Así que sólo nos queda hacerte una recomendación (bueno, dos) acerca de las dietas detox: ¿quieres mantener tu cuerpo limpio? Dúchate cada día y lávate los dientes después de las comidas. Es todo, amigos. ¡Buen fin de semana!