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soberbia

Si no te lo comes, no te querré

Actualizado: Lun, 19/01/2015 - 14:58

Lo crean o no, mi mujer (Olga) y yo solemos buscar la mesa del restaurante que más lejos esté de cualquier familia con niños. Y no porque no nos gusten los niños, porque la pura verdad es que nos encantan. Lo hacemos para evitar escuchar atrocidades como la que da título a este texto: “si no te lo comes, no te querré”. La salvajada, que diga, la frase, la profirió una mujer el pasado sábado por la mañana, tras constatar que su hijo (quien, por cierto, presentaba un claro exceso de peso) no se terminaba un croissant. Olga y yo apuramos nuestro café y huimos como alma que lleva el diablo, planteándonos qué es peor, si que un niño sienta que el amor de su madre dependa de que él engulla un grasientoazucarado croissant (daño emocional), o el perjuicio físico que supondrá para el niño los kilos de más que arrastrará por culpa de pertenecer al “club del plato limpio” (daño físico).
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