Publicado: Mar, 23/04/2013 - 17:57
Actualizado: Mié, 28/08/2013 - 22:08
Ignacio Jáuregui, impulsor en España de “The Irrational Food Beliefs Scale”, el índice de creencias irracionales relacionadas con la alimentación creado en su día por el Departamento de Psicología de la Universidad de Niagara (EE.UU.).
¿Cenar solo fruta adelgaza? ¿El alcohol, al no tener grasas, no hace ganar peso? ¿Los alimentos integrales tienen menos calorías? Hasta 57 creencias populares como las anteriores circulan de boca en boca por EE.UU. Tanto es así que hace unos años el Departamento de Psicología de la Universidad de Niagara (Nueva York) elaboró un índice para que los norteamericanos tuvieran claro qué hay de cierto detrás de estas ideas equivocadas. En 2011, Ignacio Jáuregui, del Departamento de Bromatología y Nutrición de la Universidad Pablo de Olavide de Andalucía, y Patricia Bolaños Ríos, titular del Instituto de Ciencias de la Conducta de Sevilla, adaptaron al idioma español “The Irrational Food Beliefs Scale” (IFBS por sus siglas en inglés). Su objetivo fue doble: de un lado, evaluar la influencia del modelo estético imperante y, de otro, validar hasta que punto estas decisiones erróneas han aterrizado en España.
En la siguiente entrevista con “Comer o no comer” Jáuregui contesta de qué modo estos mitos confunden a la población, y muy especialmente a los adolescentes, un colectivo muy sensible a las modas pasajeras y a la tentación de adelgazar siguiendo métodos descabellados.
Hace un instante estaba releyendo “Gordos, obesos y obsesos” y me ha llamado la atención que el concepto “peso ideal” apareciera en 1940, impulsado por compañías de seguros “interesadas en la salud”. ¿Quién o quiénes podrían estar interesados ahora mismo en hacer circular las 57 creencias irracionales que circulan acerca de la alimentación?
En la actualidad cualquier persona o institución interesada en vendernos algo puede usar determinadas creencias irracionales sobre los alimentos para crearnos necesidades. Si todos los días, en todos los medios, nos apabullan con información sobre lo nefasto del colesterol y, a la vez, nos ofrecen un “remedio”, el hecho de crear la duda pero disponer de dicho remedio, puede llevarnos directamente a la tienda. Si nos recuerdan lo pernicioso que puede ser beber refrescos con azúcar y lo hacen una y otra vez, tal vez se cree la necesidad de beberlos “sin azúcar” pero nadie debate, en serio, qué pintan tantos refrescos en nuestra vida.
La gente equipara exceso de calorías con exceso de grasas. ¿Consideras que las grasas son, realmente, las “malas” de la película? ¿Por qué crees que interesa encontrar un “culpable barato”, llámese grasas o hidratos de carbono?
Las grasas, la grasa, es la mala de la película, hasta el punto de existir una especie de “lipofobia” generalizada. Y se odia la grasa en la comida y en el cuerpo, sin pensar, ni un momento, que la grasa es absolutamente imprescindible en nuestra dieta y en nuestro cuerpo. Cuestión distinta es la proporción, la medida adecuada. Sin embargo, el exceso de hidratos de carbono, especialmente de rápida absorción, está haciendo mucho más daño en la actualidad. Como el alcohol y su forma habitual de consumo actual, especialmente entre jóvenes.
Tengo delante la escala de creencias irracionales que desarrolló en su día el Departamento de Psicología de la Universidad de Niagara (EE.UU.) y me ha llamado la atención que hay 39 mitos con los que se puede estar más o menos de acuerdo y 18 más, hasta llegar a 57, que son absurdos. ¿Podrías poner ejemplos de ambos y explicar en qué se diferencian?
Creencias racionales (debemos estar de acuerdo) nos llevan a pensar que quien las tiene se acerca, de un modo u otro, a algo que tiene una base científica, más o menos consolidada. Si alguien cree que debe esforzarse en hacer tres comidas saludables al día (por ejemplo) se acerca a una recomendación adecuada, por lo que diríamos que tiene un pensamiento racional sobre la ingesta (aunque no sepa el porqué de dicha premisa, hablamos, al fin y al cabo, de creencias). Sin embargo cuando la comida es vista como un sustitutivo del sexo o como un remedio contra la soledad, etc., estamos hablando de algo irracional, dado que en primer lugar la comida no es un instrumento sexual ni un antidepresivo (aunque tuviera algún efecto euforizante no va a “remediar” la soledad ni una depresión, etc.) y, en segundo lugar, dichos conceptos pueden llevar a alteraciones derivadas de una mala alimentación basada en ideas de ese tipo.
Alguna vez has remarcado que la idea de que beber alcohol no engorda y, en general, de que es saludable, es relativamente reciente. Por dejar claro este asunto, ¿estás de acuerdo con que el alcohol no tiene ninguna propiedad saludable, como sostiene la Organización Mundial de la Salud, o manejas otra teoría?
No se trata de teorías sino de hechos probados científicamente. En la historia de la alimentación yo distinguiría tres grandes etapas. Una primera de “comer para vivir” (o mejor, para “sobrevivir”…), una segunda etapa de “comer para vivir sin morir o enfermar” (que abarcaría la historia de la higiene de los alimentos) y una tercera, actual, que viene a ser un “comer para mejorar nuestra salud”, yendo más allá de las propiedades meramente nutricionales de los alimentos. Es decir no sólo se ve el alimento como algo que nutre sino como algo que mejora la salud, que tiene otra “función” (y de ahí el “boom” de los alimentos “funcionales). En este contexto surge, por ejemplo el interés por el vino (luego cerveza, etc.) y “nace” el resveratrol. Se encuentra un antioxidante capaz de prolongar la vida, mejorar la salud cardiovascular, etc. Y surge una pregunta: ¿y el alcohol? , ¿podemos recomendar vino? (estaríamos recomendando alcohol y por lo tanto algo cuyos efectos perjudiciales son de sobra conocidos). Y en los últimos años se ve que sí, que aunque siempre en cantidad muy moderada el alcohol, el etanol, también tiene algún efecto “positivo” en nuestra salud, especialmente en la salud cardiovascular (por ejemplo aumentos de HDL, el “colesterol bueno” o la disminución del riesgo de trombosis, etc.).
En los últimos años han surgido algunas patologías de las que no se tenía constancia hasta hace muy poco. ¿Podrías explicar a los lectores de “Comer o no comer” en qué consiste, muy sucintamente, la “drunkoresia” y la “ebriorexia”?
Lo primero que hay que destacar es que asociaciones científicas como la psiquiátrica americana o la propia Organización Mundial de la Salud no reconocen estos “estilos de vida” o “modas de conducta” como patologías sensu estricto. Se trata, efectivamente, de modas, lo cual no quiere decir que no puedan causar daños y, por tanto, patologías. “Drunkorexia” y “ebriorexia” tienen el mismo significado en inglés y castellano: una conducta consistente en la ingesta masiva de alcohol (especialmente durante el fin de semana) para, posteriormente, restringir drásticamente la ingesta de alimentos a fin de “compensar” el atracón calórico de ese fin de semana. Otras “modas”, tampoco aceptadas (hasta la fecha) como patologías son la “ortorexia” (obsesión por comer “sano”) y la “diabulimia” (bulimia en pacientes con diabetes, que manipulan la insulina a fin de “no engordar” tras los atracones.
Por cierto, ¿hay algún trastorno alimentario nuevo que no recoja el IFBS?
La IFBS no recoge “trastornos alimentarios” sino pensamientos que pueden llevar a la gente a padecerlos, al influir en sus conductas cotidianas. Es como pensar que un cigarro después de la comida es bueno. Ese no es el problema. El problema viene de que esa idea es muy probable que me lleve a fumar después de cada comida.
¿Has detectado en algún caso creencias irracionales que sean específicas de algún país en concreto o suelen ser “globales”?
Los estudios que tenemos al respecto se refieren a todo el mundo, pero debe quedar claro que en eso, y en otras muchas cosas, que ese “todo el mundo” es nuestro mundo occidental. Es lo que conocemos, De muchos países no tenemos conocimientos pues no publican, publican poco o publican en foros que no manejamos. Pondré un ejemplo dramático: ¿qué creencias irracionales tiene la gente en Corea del Norte?
¿Se cumple la regla de que cuando peor se come en general en un lugar en concreto (por ejemplo, en Gran Bretaña o en Estados Unidos) más creencias disparatadas circulan sobre la alimentación?
No sé si no es al revés... Las ideas disparatadas, su transmisión a través de los medios y mediante el corrillo cotidiano, llevan a malas conductas alimentarias. No obstante, el mundo occidental al que me refería es, desgraciadamente, bastante homogéneo. En la actualidad, no hay mucha diferencia entre lo que prefieren para comer nuestros jóvenes y los de Estados Unidos…
¿Qué quieres añadir de libre iniciativa?
La crisis económica va a tener efectos positivos, no hablo de economía. El ajuste económico de las familias lleva a pensar más en la comida y, sobre todo, a hacerla más en casa. Eso puede tener efectos positivos. La bonanza económica no se ha acompañado de mejores hábitos de alimentación, al contrario, la sobreabundancia a generado muchos problemas. Ojalá que esta crisis acabe arreglando muchas cabezas además de muchos bolsillos...
Para saber más de Ignacio Jáuregui Lobera:
- Doctor en Medicina y Cirugía.
- Doctor en Psicología.
- Especialista en Psiquiatría y en Medicina Familiar y Comunitaria.
- Máster en Nutrición y Alimentación (Universidad de Barcelona).
- Máster en Estadística Aplicada (Master of Arts in Applied Statistics). UNED
- Postgrado en Interacciones entre Alimentos y Medicamentos (Universidad de Barcelona)
- Académico Correspondiente de la Real Academia de Medicina de Sevilla.
Actividad Docente
- Profesor Asociado. Área de Nutrición y Bromatología. Universidad Pablo de Olavide. Sevilla.
- Profesor del Master en Trastornos del Comportamiento Alimentario y Obesidad. Universidad Europea de Madrid.
- Profesor del Master Ciencia y Tecnología de Aceites y Bebidas Fermentadas. Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
- Profesor del Curso de Formación Continuada "Seguimiento nutricional en diferentes patologías". Colegio de Farmacéuticos de Sevilla.
Sociedades Científicas
- Miembro de la Sociedad Española de Nutrición (SEN), de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), de la Sociedad Española de Nutrición Parenteral y Enteral (SENPE) y de la European Society for Clinical Nutrition and Metabolism (ESPEN).
- Miembro de la Asociación Española para el Estudio de los Trastornos del Comportamiento Alimentario (AEETCA), del European Council on Eating Disorders (ECED) y de la Academy of Eating Disorders (USA).
- Miembro de la Sociedad Andaluza de Nutrición Clínica y Dietética (SANCYD).
Distinciones
* Premio Academia General Militar, 1991, por su Tesis Doctoral Estudio médico-legal de las lesiones en el Ejército.
* Premio Caja San Fernando, de la Real Academia de Medicina de Sevilla, 2006, por su trabajo Conducta alimentaria y sus alteraciones en la picaresca española.
* Premio a las "Mejores iniciativas de la Farmacia en 2007", otorgado por el Correo Farmacéutico, en la categoría "Atención Farmacéutica y Educación Sanitaria", al Colegio de Farmacéuticos de Sevilla, por el trabajo Campaña de detección precoz de los Trastornos de la Conducta Alimentaria. siendo el equipo de trabajo: Ignacio Jáuregui Lobera (1), Pilar León Lozano (2), Mª Teresa Montaña González (2), Mª Teresa Morales Millán (2), Juan Romero Candau (2) y Nuria Vargas Sánchez (2).
1. Médico Psiquiatra
2. Farmacéutico
* Premio por la calidad científica de la Guía de Práctica Clínica titulada "Guía para el tratamiento dietético-nutricional en los Trastornos de la Conducta Alimentaria" presentada en el contexto del "I Concurso de Guías de Práctica Clínica de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GPC-AEDN)". Autores: Patricia Bolaños Ríos, Ignacio Jáuregui Lobera, María José Santiago Fernández e Iván Torres Lobera. 2010.
* Premio NESTLE HEALTHCARE NUTRITION/SENPE 2011 por la contribución a las Actividades de la Sociedad Española de Nutrición Parenteral y Enteral.
* Premio al mejor Póster presentado en el IX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) por el trabajo Inducción experimental al food craving. Autores: Asunción Baeza, Patricia Bolaños Ríos, Inmaculada Ruiz Prieto, Belén Almeda, Carmen Salado e Ignacio Jáuregui Lobera. Cádiz, 8-10 de noviembre de 2012. Año del bicentenario de la Constitución de las Cortes de Cádiz.