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Arqueología de la comida

Actualizado: Vie, 17/11/2017 - 09:24

Antonio Ortí, uno de los impulsores de “Comer o no Comer”, ha publicado en el “Magazine” (la revista que acompaña a 15 diarios los domingos) un reportaje sobre los arqueólogos de la comida. En el mismo, responde a preguntas tales como si los seres humanos fueron omnívoros desde el minuto uno –y no vegetarianos, como esgrimía alguna investigación– o la fecha en la que alguien comió por primera vez carne a la brasa.

“Con mucha probabilidad comenzó a comerse carne asada cuando el fuego ya había intervenido”, reflexiona en el artículo Eudald Carbonell, codirector de los yacimientos arqueológicos de Atapuerca.

Según los expertos entrevistados por Ortí, es imposible precisar en qué momento histórico alguien tuvo la feliz idea, por ejemplo, de preparar una tortilla, aunque no hay que descartar que ocurriera por casualidad. “Los neandertales ya disponían hace entre 50.000 y 80.000 años de placas de travertino donde podían, por ejemplo, freír un huevo”, señala Carbonell.

Asimismo, es complicado aventurar en qué momento histórico empiezan los humanos a mezclar los alimentos y a crear una cultura alimentaria, aunque es posible que rompieran los huesos para obtener la médula y que en ocasiones la mezclaran con hierbas y frutos del bosque, sobre todo tras el destete de las crías.

Fue más o menos por entonces, explica el biólogo Eduardo Angulo en el artículo, cuando nuestros ancestros comenzaron a cavar un hoyo en el suelo y a revestirlo con el estómago de algún animal que hacía las veces de olla, ya que por entonces todavía no se conocía la cerámica. “Al lado de este hoyo, se encendía una hoguera y se calentaban piedras que no estallasen con el calor como, por ejemplo, las de basalto. Se llenaba con agua la bolsa y se le echaban las piedras calientes, renovándolas según se enfriaban, hasta que el agua hirviera. Muy posiblemente de allí salió el primer guiso”, relata el autor del blog “La biología estupenda".

Pero los arqueólogos de la comida tienen muchos otros temas interesantes encima del tapete. “Uno de ellos es la lactancia materna, que cada vez es más corta. Otro, el impacto de la comida procesada. También interesa –prosigue el reportaje– la repercusión sobre la morfología y la fisiología del actual estilo de vida. En los últimos miles de años, por ejemplo, el rostro se ha alargado y los brazos se han acortado. Últimamente, además, están aumentando los niños miopes, al pasar menos tiempo al aire libre y ajustar menos el enfoque de los objetos lejanos. En este sentido, de la misma forma que en solo 150 años los holandeses pasaron de ser los más bajitos a los altos de Europa (probablemente por el consumo de leche, pero también por otros factores ambientales igual de importantes), ahora los últimos estudios realizados en niños parecen confirmar que la especie humana está creciendo más a lo ancho que a lo largo”.

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