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Los hombres de los países ricos son cada vez más altos porque tienen una dieta rica en fósforo y nitrógeno

Actualizado: Mié, 10/01/2018 - 19:29

Mientras que los japoneses, daneses y portugueses están aumentando de estatura, a los varones de Togo, Madagascar y otros países africanos les está pasando lo que a Benjamin Button: cada vez son un poco más bajitos. Un interesante estudio llevado a cabo por investigadores del CREAF, publicado en Scientific Reports, concluye que la creciente diferencia de altura entre los hombres de los países ricos y pobres está relacionada con la cantidad de nitrógeno y fósforo que ingieren con la dieta. Para llegar a esta conclusión los investigadores han utilizado datos mundiales de 80 países diferentes de entidades como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés) de hombres nacidos entre los años 60, 70 y 80 (para la realización de este estudio la FAO sólo disponía de datos útiles de hombres adultos jóvenes), así como de la USDA y la Universidad de Tübingen.

El estudio ha comprobado que la altura media de los hombres varía mucho según el estado del que se trate y que esta variación está relacionada con el producto interior bruto de cada país. En promedio, hay una diferencia de 23 cm entre los países con gente más alta (Dinamarca y los Países Bajos, con una media de 1,83 m de altura) y los países con gente más baja (Guatemala y Vietnam con una media de 1,60 m). De hecho, la diferencia de altura entre las personas de los países ricos y las de los países pobres (según su PIB) ha aumentado 1,5 cm en los últimos 30 años. Esto se explica porque los ricos son cada vez más altos, mientras los pobres no han aumentado de altura, incluso han disminuido de estatura, como ha sucedido con los togoleses (que son ahora 3 centímetros más bajos) o los malgaches (también en Madagascar los hombres miden 2 centímetros menos que hace unos años). En el otro extremo, los mayores saltos de altura se registran entre los japoneses, que son, de promedio, 6 centímetros más altos, y entre los portugueses y daneses (con una ganancia de 3 centímetros).

En concreto, la referida investigación ha constatado que la ingestión de nitrógeno y fósforo en la dieta es más relevante que la cantidad de calorías diarias o cualquier otro factor. Recordemos que la principal fuente de nitrógeno en la alimentación proviene de las proteínas (carnes, pescados, huevos y, en general, productos de origen animal, aunque también aportan nitrógeno las legumbres y los frutos secos, por ejemplo) y de los aminoácidos. En cuanto al otro bioelemento, los autores recuerdan que el fósforo vegetal se absorbe menos que, por ejemplo, el presente en la leche, el chocolate y sus derivados, los moluscos, el pescado, la carne (especialmente, las vísceras), los refrescos de cola o ciertos aditivos que incluyen los alimentos industriales ultraprocesados.

Para los investigadores, “las personas más altas tienden a tener, en promedio, más educación, mayores ingresos y posiblemente incluso una posición social más alta. Viven más tiempo y tienen menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, pero un mayor riesgo de algunos cánceres”, indican los autores en el primer párrafo de la introducción de su  estudio.

Una de las razones, más allá de la carga genética, por la que algunos hombres son más altos estriba en que comen más proteínas animales y también alimentos más variados. “Por lo tanto, si queremos eliminar las diferencias entre los países ricos y pobres en cuanto a la altura pero también en cuanto a la salud, se tienen que tener en cuenta las cantidades de nitrógeno y fósforo que reciben las personas a través de la alimentación y se deben proponer cambios profundos del modelo agrícola y de la proporción entre los productos de consumo de origen animal y los de origen vegetal a escala planetaria ", explica Jordi Sardans desde el CREAF.

Según el autor, una combinación de dos medidas complementarias podría solucionar esta brecha sangrante entre países ricos y pobres sin perjudicar a los primeros. En primer lugar, si tenemos en cuenta que para producir 1 g de producto animal se necesitan de media 10 g de comida de origen vegetal, sería muy conveniente que los países ricos avanzaran hacia una dieta menos rica en productos de origen animal y más rica en productos de origen vegetal con las adecuadas proporciones. Esto ayudaría a aumentar la producción global de alimentos y a que los países pobres tuvieran acceso a más alimentos de origen animal, productos vegetales más ricos en nutrientes y una dieta más variada.

Por otra parte, el profesor Josep Peñuelas, investigador del CSIC en el CREAF, explica que para mejorar la productividad de los cultivos de los países pobres hay que tener en cuenta la escasez de fósforo. "Los cultivos que tienen buenos niveles de fósforo del suelo son más productivos, pero este elemento es bastante escaso en los suelos de las zonas tropicales, donde se sitúan buena parte de los países más empobrecidos. Por otra parte, debido a que las reservas mundiales de fósforo se encuentran en pocas regiones del mundo y son limitadas, se ha dado un claro escenario de especulación y encarecimiento cada vez mayor de este elemento. Esto hace que los fertilizantes que llevan fósforo, tengan unos precios inalcanzables por los agricultores de estos países. Por lo tanto, desgraciadamente todo indica que las diferencias en cantidad y calidad de la dieta entre países ricos y pobres seguirá aumentando”, finaliza el investigador.

Más información del artículo:

  • Josep Peñuelas, Ivan A. Janssens, Philippe Ciais, Michael Obersteiner, Tamás Krisztin, Shilong Piao & Jordi Sardans Increasing gap in human height between rich and poor countries associated to their different intakes of N and P Scientific Reports 7, 17671
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