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Si estás estresada, no adelgazarás

Actualizado: Mar, 11/10/2016 - 08:33

Un reciente estudio sugiere que las mujeres que no son capaces de aflojar el ritmo tienen más dificultades para perder peso, ya que el estrés tiende a boicotear sus esfuerzos, incluso aunque lleven una dieta saludable.

El estudio, publicado en la revista “Molecular Psychiatry” el 20 de septiembre de 2016, analizó a 58 mujeres sanas para llegar a la conclusión de que el estrés puede contrarrestar los beneficios de comer saludablemente. Según explica “The New York Times”, las mujeres participantes en el estudio ingirieron en primera instancia una comida con altos niveles de grasas saturadas, como las que se encuentran en la carne, la mantequilla, los embutidos y los postres lácteos. Alrededor de dos semanas después, estas mismas señoras de 53,1 años de edad de promedio, consumieron una comida baja en grasas saturadas. Por lo demás, el resto de su menú se mantuvo igual: la misma cantidad de calorías, idéntico tipo de alimentos, similar cantidad de grasa y equivalente porcentaje de proteínas e hidratos de carbono.

Pues bien, mientras en las mujeres poco estresadas los marcadores de inflamación fueron más altos tras ingerir la comida rica en grasas saturadas, en las mujeres que estaban al borde de un ataque de nervios antes del estudio estas diferencias no se produjeron: sus marcadores de inflamación continuaron inalterables después de comer abundantes grasas saturadas y tras borrarlas de su dieta y pasarse a la lechuga, la sopa de brócoli y la compota de manzana.

La moraleja que deja esta investigación de la Universidad de Ohio es que cuando una persona no consigue aflojar el ritmo y, para más inri, se pone a dieta, su cuerpo reacciona muchas veces, estresándose todavía más y liberando mayor cantidad de cortisol, la “hormona del estrés”. O lo que es lo mismo: si pretendes bajar de peso estando estresada (y esto vale igual para los hombres…), lo tienes crudo, lamentamos tener que comunicarte.

Mientras sigas yendo on fire por la vida elige, al menos, alimentos ricos en vitamina C –los altos niveles de adrenalina requieren una mayor cantidad de esta vitamina que puedes encontrar, además de en las naranjas y los cítricos, en las frutas del bosque, las patatas o los pimientos, por ejemplo–, ya que diversos estudios revelan que la carencia de vitamina C reduce la actividad de los macrófagos, células inmunitarias que se comen literalmente a las bacterias y a los virus invasores. “Una menor cantidad de macrófagos”, señala sobre este tema la European Food Information Council (EUFIC), “aumenta nuestra propensión a contraer resfriados y gripe, lo cual, a su vez, contribuye a agotar nuestras reservas de vitamina C”.

A su vez, “cuando nos exponemos a largos periodos de estrés, es conveniente reforzar el sistema inmunitario tomando grandes cantidades de alimentos ricos en beta-caroteno (un precursor de la vitamina A) como zanahorias, verduras de color verde oscuro y frutas de color amarillo y naranja”, prosigue EUFIC.

Finalmente, las necesidades proteicas del organismo también aumentan en situaciones de estrés permanente. Una dieta pobre en proteínas puede reducir de forma considerable tus defensas inmunitarias y la capacidad de combatir las infecciones. El pescado azul, en este sentido, resulta especialmente apropiado “ya que –sigue contando la máxima autoridad alimentaria europea en materia de alimentación– también proporciona grasas esenciales capaces de fluidificar la sangre. De este modo, se contrarrestan las propiedades espesantes de la adrenalina”, añade.

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