Aunque la web de la Asociación Provincial de Fabricantes de Pan de Palencia precisa que el frío tiende a resecar la masa, alterando su naturaleza, si el pan se congela bien conserva sus propiedades. Para descongelarlo rápidamente, hay que cubrirlo con un paño junto a un vaso de agua.

De entrada, hay que congelar el pan dentro de bolsas de plástico herméticamente cerradas para que no absorba olores secundarios. Eso sí, sólo dentro del congelador es posible la convivencia entre el plástico y el pan. En cambio, cuando se almacena a temperatura ambiente, nunca conviene emplear plásticos o recipientes herméticos, ya que los panes se asfixian por la falta de oxígeno, la corteza se reblandece y el sabor de la miga se desvirtúa por completo. El pan es un organismo vivo que necesita respirar. Así pues, sólo dentro del congelador es posible la convivencia entre el plástico y el pan. Para la descongelación, conviene seguir un proceso lento, dejando las piezas a temperatura ambiente sin introducirlas en el horno. Si el proceso de congelación y descongelación se efectúa de forma inadecuada, el pan se desmiga o se descarrilla fácilmente y la miga se desprende de la corteza de manera irritante. Asimismo, es muy importante que el pan que se quiere congelar sea lo más fresco posible, pues si la barra es del día anterior, al descongelarse se rompe en múltiples trozos y se descorcha. Según explica Peio Gartzia en un artículo publicado en la web de “Consumer”,  para descongelar el pan de forma rápida, “lo mejor es cubrir el pan con un paño de hilo para que transpire. Debe hacerse sobre una rejilla apta para microondas y junto a un vaso de agua para que haya humedad en el ambiente, a una potencia de unos 300 watios”.

Más información
www.pandepalencia.com
www.consumer.es