Conservar los alimentos en la nevera ralentiza el crecimiento de microorganismos, reduciendo el peligro de que se estropeen los alimentos y, consecuentemente, de sufrir una intoxicación por ingerirlos en mal estado. Además, la refrigeración contribuye a mantener sus cualidades nutricionales. Pero la efectividad de una buena cadena de frío depende no tan sólo de la temperatura de refrigeración sino también de que se mantenga a un nivel constante, como se encarga de recordar la Agencia Francesa para la Alimentación, el Medio Ambiente y la Seguridad y Salud Laboral (ANSES), que ofrece los siguientes consejos para un uso óptimo del frigorífico.

Qué temperatura

• La temperatura ideal es entre 0 y 4º C, ya que por debajo de los 4º se ralentiza enormemente el crecimiento de microorganismos como la listeria monocytogenes bacterium y se detiene el desarrollo de la mayoría de gérmenes patógenos como la salmonella. Así que la temperatura del refrigerador se debe monitorear frecuentemente para asegurarse de que no supera los 4º.

Cómo almacenar y distribuir

• Carne y pescado crudos, platos elaborados en casa con productos animales (especialmente si contienen huevo crudo, como la mayonesa o el mouse de chocolate, o carnes en salsa…) se deben colocar en la parte más fría.
• Es conveniente quitar los envoltorios de los productos (por ejemplo, el cartón de los packs de yogurt) para impedir una posible contaminación debido a los microorganismos que puedan estar presentes en esos envoltorios. Además, así se favorece la circulación de aire frío.
• Se deben proteger en fiambreras o, por ejemplo, con plástico para alimentos los restos de platos cocinados que queremos conservar, para evitar posibles contaminaciones.
• Se debe evitar poner comida caliente en la nevera, ya que el calor produce condensación y aumenta la temperatura del refrigerador rompiendo la cadena de frío. Sin embargo, no es recomendable esperar más de dos horas antes de poner la comida en la nevera.

Cómo limpiar y mantener la nevera

• Es necesario limpiar el interior de la nevera no sólo cuando se ensucia sino también de manera regular: se puede usar agua con un poco de jabón y enjuagar con agua con unas gotas de lejía, pero nunca aplicar la lejía directamente a la paredes interiores, ya que puede dañar las superficies y producir grietas que favorezcan el establecimiento de microorganismos.
• En caso de que uses una esponja para proceder a la limpieza, se debe desinfectar antes con agua con lejía o con agua caliente, ya que la esponja puede haber recogido una gran variedad de bacterias al limpiar otras superficies, con lo que el remedio sería peor que la enfermedad.
• Debes asegurarte de que la puerta cierra correctamente: la presencia de condensación, que se puede deber a un mal cierre de la puerta, puede producir la contaminación de toda aquella comida que no esté protegida por envoltorios.
• Es importante que evites abrir la puerta (de la nevera, se sobreentiende…) frecuentemente y bajo ningún concepto dejarla abierta durante más tiempo del prudencial.