Publicado: Sáb, 09/03/2013 - 12:20
Actualizado: Sáb, 31/08/2013 - 13:27
Muchas personas creen que beber agua ayuda a mantener el peso o, al contrario, que engorda, por más que el agua no tenga calorías. En su día, la “Revista Española de Obesidad” (Vol.9, Suplemento 1, Octubre 2011) redactó un documento de consenso para que la gente normal y corriente tuviese "más claro que el agua" la verdad y nada más que la verdad sobre esta cuestión.
Al respecto, por diversos foros de internet circulan todo tipo de teorías disparatadas sobre el agua, como, por ejemplo, que las personas que tienen exceso de peso u obesidad han llegado a esa situación por "retener los líquidos" y no por abusar de alimentos muy calóricos y no practicar actividad física. Sin embargo, en relación con este punto es conveniente "refrescar" dos conceptos. El primero, es que sólo un pequeño porcentaje de los casos de sobrepeso y de obesidad guardan algún tipo de relación con la famosísima "retención de líquidos", un concepto que explotan muchas dietas milagro (como la dieta de la alcachofa, por ejemplo, que argumenta que esta verdura además de ser diurética...¡¡¡elimina la celulitis!!!) para sugerir a los esperanzados adelgantes que su problema tiene tan fácil solución como quitar el tapón a una bañera. El segundo mensaje sobre el que vale la pena incidir es que cuando se trata de alimentarse bien es imprescindible recurrir a "fuentes potables" y no a particulares que rehúyen la "trasparencia" con teorías estrafalarias o a empresas que, en última instancia, persiguen obtener un beneficio económico (en el anterior ejemplo, vendiendo inyecciones que contienen "el principio activo" de la alcachofa...).
Es decir, el agua no engorda, ya que no tiene calorías. Igualmente, tampoco es cierto que si se bebe agua ésta acaba acumulándose en las piernas, en el trasero y en la tripa (como señalan erróneramente algunos internautas...) sino que el cuerpo la desecha a través de la orina (salvo que la persona en cuestión esté enferma, algo que corresponde evaluar a un médico).
En vista de las muchas teorías que corren sobre este y otros asuntos la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) redactaron un documento en el que se afirma lo siguiente:
“Está arraigada la creencia de que la ingesta de agua facilita el mantenimiento del peso. Una revisión llevada a cabo en 2009 (251; la referencia figura un poco más abajo) intentó estudiar este tema, concluyendo que, si bien los limitados datos epidemiológicos disponibles sugieren un efecto beneficioso del consumo de agua para reducir la ingesta energética y promover el manejo del peso (particularmente cuando se utiliza en sustitución de bebidas con alto contenido en calorías), se necesitan estudios de intervención para hacer recomendaciones de ingesta de consumo de agua basadas en la evidencia.
Datos epidemiológicos evidenciaron en el año 2005 que, en EE. UU., la ingesta energética en los bebedores de agua es aproximadamente un 9% menor que en los no bebedores de agua (252), pero se trata de una relación que no prueba causalidad.
Por otra parte, un análisis observacional publicado en 2009 en base a datos de 16.395 adultos americanos concluyó que la ingesta de agua no está relacionada con el Indice de Masa Corporal (253).
El agua consumida antes de o junto una comida se asoció a una reducción en la sensación de hambre y a un incremento de la saciedad en un pequeño estudio comparativo llevado a cabo con 21 sujetos no obesos de mediana edad (60-80 años), pero no cuando se evaluó este efecto en población más joven (21-35 años; n= 29)(254).
Un estudio transversal observacional realizado en Japón (255) en 1.136 mujeres jóvenes estudiantes (18-22 años) estimó, tras ajustar por potenciales factores de confusión, que la ingestión de agua procedente de la bebida no estuvo asociada con el IMC (p tendencia = 0,25) o con la circunferencia abdominal (p tendencia = 0,43). Sin embargo, la ingesta de agua proveniente de los alimentos mostró una asociación inversa e independiente con el IMC (p tendencia = 0,03) y con la circunferencia abdominal (p tendencia = 0,0003)”.
Evidencia científica
Las evidencias referidas al consumo de agua y su efecto en la variación de peso o prevención del exceso de peso en adultos sanos son insuficientes para establecer ninguna recomendación.
Para saber más
- (251) Dennis EA, Flack KD, Davy BM. Beverage consumption and adult weight management: A review. Eat Behav. 2009; 10: 237-46.
- (252) Popkin BM, Barclay DV, Nielsen SJ. Water and food consumption pat- terns of U.S. adults from 1999 to 2001. Obes Res. 2005; 13: 2146-52.
- (253) Kant AK, Graubard BI, Atchison EA. Intakes of plain water, moisture in foods and beverages, and total water in the adult US population--nu- tritional, meal pattern, and body weight correlates: National Health and Nutrition Examination Surveys 1999-2006. Am J Clin Nutr. 2009; 90: 655-63.
- (254) Van Walleghen EL, Orr JS, Gentile CL, Davy BM. Pre-meal water con- sumption reduces meal energy intake in older but not younger subjects. Obesity (Silver Spring). 2007; 15: 93-9.