Publicado: Jue, 05/09/2013 - 11:49
Actualizado: Lun, 16/09/2013 - 12:01
Esperamos que el titular anterior le provoque escalofríos. Pero no como los que genera un texto de Borges, ese mago de las palabras (“oscuramente creyó intuir que el pasado es la sustancia de que el tiempo está hecho”), sino más bien como los de la vergüenza ajena.
Porque… ¿qué culpa tienen los pobres antílopes, esos mamíferos herbívoros y monógamos, de que las fronteras de la estupidez humana sean tan tenues como las del espacio infinito? ¿Qué cuerno tienen que ver los escarabajos con el infarto cerebral?
Desahogos aparte, el título de este artículo no es una broma, sino que hace referencia a un estudio hecho y derecho, publicado en la prestigiosísima revista Stroke. Nada menos que 800 personas participaron como voluntarias en un estudio, para valorar durante tres meses si el “remedio chino” (¿vendrá de ahí lo de “cuento chino”?) sería mejor que el placebo para mejorar la salud de quien ha sufrido un accidente cerebrovascular.
El resultado del estudio (financiado por la empresa que vende el producto, como es bastante habitual también por estos pagos…) era previsible: “ni de coña”. Bueno, hay quien lo resume con palabras más doctas, como el galeno James Brorson, director médico de la Universidad de Stroke Center Chicago, y que no participó en el estudio (lo cual le honra, en nuestra humilde opinión), quien afirmó, al ser entrevistado por Reuters Health, que “No hay pruebas de eficacia” y que el estudio supone una “evidencia en contra de cualquier beneficio significativo de este compuesto”.
En realidad, es incluso novedoso que se publique este estudio con resultados negativos (es decir, que no obtenga el resultado esperado y apetecido) en relación a la medicina china. Tal y como detalla el doctor Ben Goldacre en su recomendable libro “Mala Ciencia” (Capítulo 11, “¿Es malvada la medicina convencional?”, sección “Sesgo de publicación y supresión de resultados negativos”): “una revisión de 1998 analizó el conjunto íntegro de la investigación médica china y halló que allí jamás se había publicado un solo ensayo con resultados negativos”.
Además de escarabajos, sanguijuelas y escorpiones, el "tratamiento" lleva, cómo no, extractos de plantas. Esto nos lleva a una revisión sistemática de ensayos clínicos publicada en octubre de 2007, que concluyó que no hay pruebas convincentes para apoyar el uso de las “plantas medicinales” en ninguna dolencia. Una revisión más reciente, publicada en febrero de 2010 en “Journal of Clinical Pharmacy and Therapeutics”, evaluó más de 1000 extractos de plantas y concluyó que la gran mayoría de ellos no disponen de ensayos clínicos que hayan evaluado su actividad farmacológica o su capacidad curativa. Los autores de la investigación hallaron, además, evidencias sólidas de que una de cada 200 plantas disponibles en el mercado occidental eran tóxicas o alergénicas, algo que han confirmado nuevos análisis (algunas pueden llegar a ser cancerígenas).
Un detalle importante: el “tratamiento” cuesta nada menos que 1.500 dólares del ala… Si le sobran, sepa que puede derrocharlos comprando el “complemento alimenticio” on-line, según indica Reuters Health. Aunque a su cardiólogo no le va a parecer una buena idea (ni a nosotros, desde luego…), no se sentirá solo: unos 20.000 infelices ya han sucumbido a este canto de antílope. Como decía el pensador inglés John Locke "No hay un solo error que no haya tenido sus seguidores”…
Para saber más sobre otros “cuentos chinos”:
- “¿Trick or treatment?”, Simon Lehna Sing & Edzard Ernst.