Publicado: Mar, 17/12/2013 - 11:30
Actualizado: Mar, 17/12/2013 - 12:10
El padre pasaba una mala época: ya no le salía trabajo de fontanero, le habían desahuciado del piso (según comentaron en una emisora) y vivía de recoger cartones y ropa usada (que vendía a 20 céntimos el kilo…) con ayuda de una vieja furgoneta. Muchos días, Enrique, su mujer Concepción y sus dos hijas comían lo que le daban a él en “Mercasevilla” (coincidiendo con la hora de cierre de los puestos) y con diversos productos caducados que le regalaban en algunas tiendas. Según contó la hija menor de 13 años, la única de la familia que se ha salvado, el día que murieron sus padres (Enrique, de 61 años y Concepcion, de 50) y su hermana (que fue la primera en fallecer, víctima de una parada cardiorrespiratoria) habían cenado pescado. También, según recoge “El País”, tomaron vitaminas y minerales. Al parecer, a la policía científica que fue a examinar los hechos le llamó la atención que en la casa hubiese un jamón. Fuera lo que fuese, los cuatro miembros de la familia llamaron a Urgencias y Emergencias Sanitarias de Sevilla la madrugada del viernes al sábado. El equipo sanitario se personó en el domicilio en torno a las 2.55 horas, donde diagnosticó un cuadro de náuseas y vómitos, aunque no creyó necesario su traslado a un centro hospitalario. Unas horas después, en torno a las 9.10 de la mañana, la familia alertó de nuevo a Urgencias de un agravamiento de los síntomas. Los tres miembros de la familia murieron horas después en el Hospital Universitario de Valme, adonde fueron llevados por un segundo equipo sanitario, mientras que la hija menor de 13 años fue posteriormente trasladada desde allí a la unidad de cuidados intensivos del Hospital Infantil Virgen del Rocío.
A partir de aquí, todo son suposiciones que no vienen al caso, entre las que figura la posibilidad de que un tóxico ajeno a la comida causara las muertes de Alcalá de Guadaíra (Sevilla). Sin embargo, lo que es real como la vida misma es la decadencia moral de un país, España, cuyos dirigentes observan con el rostro impertérrito cómo cada vez más personas se introducen dentro de los contenedores de basura en busca de algo que les permita salir adelante. Y decimos los dirigentes porque, a diferencia de ellos, la población española está dando desde que se inició la crisis económica, allá por el 2008, un auténtico ejemplo de solidaridad. Hoy día, antes de cualquier otra cosa, el estado español debe de poner todos los medios posibles para que los ciudadanos puedan, al menos, tener un techo donde cobijarse (y si es su propia casa mucho mejor…) y algo que llevarse a la boca que esté en buen estado.
El último párrafo de este escrito está entresacado de una declaración que hizo a última hora de ayer lunes la dietista-nutricionista María Casadevall al diario “El Mundo”: “si una persona no se alimenta correctamente, su sistema inmunitario estará en malas condiciones y opondrá menor resistencia a los microorganismos que puedan causar intoxicación”.