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¿La deshidratación es un factor de riesgo durante una maratón? Aunque sorprenda, hiperhidratarse puede ser más peligroso

Actualizado: Mié, 18/06/2014 - 09:56

Julio Basulto y Juanjo Cáceres

Según dijeron el lunes 16 de junio Juanjo Cáceres y Julio Basulto, autores de “Comer y correr” en la presentación de su libro en Barcelona, beber en exceso origina un mayor número de problemas que beber poco, a tenor de lo que se sabe. En la práctica, la mayoría de las “pájaras” que afectan a las mujeres y hombres que corren maratones, guardan más relación con la falta de energía que con la propia deshidratación.

Tal y como explican ambos autores en la página 138 de “Comer y correr”, los casos reales de muertes por hipertermia (aumento de la temperatura corporal) relacionados con una mala hidratación son realmente muy bajos. Así, de entre los 3,7 millones de participantes de maratones que hubieron en Estados Unidos entre 2000 y 2009, tan solo uno murió por hipertermia. “Podría ser que estuviera poco hidratado, pero hay muchas otras explicaciones médicas, varias de ellas más plausibles que la falta de líquidos”, se señala en el libro.

Sobre este “correoso” asunto parlamentaron ambos autores con el público asistente, así como sobre las ayudas ergogénicas, la cantidad de proteínas que han de tomar los deportistas en pruebas de resistencia, si funciona el “paleotraining” (y, en general, la dieta paleolítica; los autores dijeron que no, que no funciona), qué hay que desayunar antes de una maratón (“lo que a uno le siente bien”, adujo Basulto) o si es verdad que el proceso digestivo se resiente con la práctica de ejercicios intensos (“es cierto”, confirmó el propio Basulto)

Volviendo a la cantidad de agua que hay que beber durante una maratón, Cáceres y Basulto insistieron en un argumento que aparece en su libro: desde que se popularizó el mensaje “beba antes de tener sed”, cada vez hay más casos de hiperhidratación.

“Se ha difundido la idea (bien intencionada en ocasiones, pero manipulada por la industria de las bebidas en la mayoría de los casos) de que la sed aparece más tarde en deportistas, lo cual no responde a la realidad: ´No hay prácticamente ningún tipo de riesgo de que aparezca una deshidratación en atletas sanos que compiten en un evento moderno, en el que hay una amplia disponibilidad de fluidos´, recoge la edición de julio de 2012 de la revista British Medical Journal. Algo similar declara la experta Louise Burke en su manual ´Nutrición en el deporte´. Numerosas evidencias sustentan este punto de vista, y, de hecho, es algo que ya conocen muchos corredores, aunque el mensaje no parece tener suficiente fuerza para reeducar a un público que todavía recibe mensajes obsoletos a través de diversos medios y que sigue bombardeado por vendedores de bebidas deportivas que siempre insisten en la importancia de evitar la deshidratación”, puede leerse en la página 139 de “Comer y correr” (obra que, por cierto, ha alcanzado la tercera edición en menos de tres meses).

Dejando claro que este interés comercial existe, “Comer o no comer” interrogó a Cáceres y Basulto sobre este asunto y quiso saber si la sed ha de ser el único indicador cuando se corre una maratón, teniendo en cuenta que en una prueba de este tipo se acostumbra a sudar muy por encima de la sed que se siente. El encargado de responder fue Juanjo Cáceres quien observó que, salvo en contadas excepciones, casi no hay constancia de deportistas deshidratados, aunque aconsejó tener especial cuidado en aquellas pruebas que registran temperaturas ambientales muy altas (“bastante por encima de los treinta grados”, precisó) o muy bajas (“por debajo de los cinco grados”), ya que con estas condiciones puede verse alterado el mecanismo de la sed. Cáceres también aconsejó seguir un plan de hidratación personalizado: “hay que entrenar la sed”, recomendó.

A partir de ahí Cáceres remitió de nuevo a “Comer y correr”, en cuya página 139 puede leerse lo siguiente:

“No está claro que una hidratación insuficiente disminuya el rendimiento e incluso es posible que sea beneficioso por generar una mejor adaptación a ambientes cálidos, según han detallado Maughan y Meyer en 2013. Beber demasiado puede, en realidad, empeorar el rendimiento deportivo. Pero, además, puede ser peligroso porque cabe la posibilidad de que genere la llamada “hiponatremia asociada al ejercicio”: al aumentar la tasa de líquidos corporales (por beber demasiado), se diluye el sodio en la sangre, un electrolito que debe mantenerse en un estrecho nivel”

(…) “Una investigación llevada a cabo por Rosner y Kirven (Universidad de Virginia) constató que en el maratón de 2002 de Boston uno de cada diez corredores (un 13% para ser exactos) presentaba hiponatremia (definida en dicho estudio como una concentración sérica de sodio de 135 mmol/L, o menos)”

(…) “Si la bebida ingerida por los corredores contiene sodio (las bebidas isotónicas lo contienen en pequeñas cantidades), este riesgo es ligeramente menor, pero no desaparece. En la actualidad, no hay pruebas que sustenten que las bebidas deportivas puedan prevenir la hiponatremia. Algunas de ellas, además, contienen entre 230 a 460 mg de socio/L, por debajo de lo recomendable, que se sitúa entre 460 y 1150 mg de sodio por litro”

(…) “El riesgo de hiperhidratación  es particularmente preocupante en determinados corredores: atletas noveles o aquellos que corren lentamente, o individuos con sobrepeso. Todos ellos suelen sudar menos que un atleta bien entrenado y eso significa que su tasa de eliminación del agua ingerida será baja y se acumulará. Asimismo son más susceptibles de creer en el dogma “Bebe antes de que aparezca la sed”. El aumento en el número de casos de hiponatremia en los maratones se debe en parte, según diversos investigadores, a un incremento en el número de corredores poco preparados o con menor condición física”.

Falta por decir que la presentación de “Comer y correr” tuvo lugar en la Casa del Libre de Rambla Catalunya, que la presentación corrió a cargo del médico Alexis Gallego (muy pronto publicaremos una noticia con algunas de las cosas que dijo este especialista en farmacología clínica cuyo trabajo consiste en evaluar la investigación que se realiza en el Hospital Vall d´Hebron de Barcelona) y que posteriormente ambos autores pidieron a los allí reunidos formar un círculo gigante para debatir cuestiones como las que hemos tratado en esta noticia, con la familiaridad y el rigor que les caracteriza.

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