Publicado: Lun, 07/04/2014 - 09:16
Actualizado: Lun, 07/04/2014 - 09:32
La Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos, tiene una entrada en su web “sugerentemente” titulada ¿Comer como un europeo? (Eat like a European?) en la que resume en siete puntos las que considera principales características de una dieta de inspiración mediterránea. Como induce a pensar el titular, que se toma esa licencia, se presupone que alemanes y españoles, noruegos e italianos, griegos y suizos tienen una misma manera de comer, que no es otra que la famosa dieta que se atribuye a los habitantes del sur de Europa y que es mundialmente conocida por “dieta mediterránea”. Dicho sea de paso, también en “Comer o no comer” nos permitimos una licencia comunicativa en nuestro titular al atribuir a todos los estadounidenses la opinión de su Academia de Nutrición y Dietética.
Así, la Academia estadounidense expone, en primer lugar, que “las investigaciones han mostrado que seguir una dieta de inspiración mediterránea reduce el riesgo de sufrir enfermedades del corazón. Esta dieta sigue unos patrones de alimentación saludables para el corazón basándose en los estilos de alimentación y maneras de cocinar propios de los países de la cuenca del Mar Mediterráneo”. A continuación, la Academia afirma que “esa dieta pone énfasis” en (y traducimos literalmente…):
- Mucho ejercicio y disfrutar de comer con otros.
- Comer pescado o marisco al menos dos veces por semana [si se nos permite, les diremos que no está del todo claro este “al menos”. Vean, si no, este documento firmado en junio de 2012 por investigadores de la Agencia Francesa de Alimentos –British Journal of Nutrition-].
- Comer alimentos del campo como frutas, verduras, cereales y frutos secos.
- Sustituir la mantequilla por grasas líquidas saludables como el aceite de oliva.
- Utilizar hierbas y especias en vez de sal para condimentar los alimentos.
- Consumir pequeñas porciones de carne roja.
- Vino tinto, con moderación, si es adecuado.
Es necesario hacer otro inciso para aclarar este último punto. Muchísimos investigadores, tal y como detallamos en el texto “Si las políticas para controlar el uso de alcohol fueran una vacuna”, son muy reticentes a atribuir supuestos beneficios al alcohol, y esto incluye al vino. Los factores de confusión están muy implicados en los estudios que observan beneficios ante un consumo “moderado” de alcohol, como señaló en septiembre de 2013 una investigación llevada a cabo por Naimi y colaboradores. Por cierto, ¿sabía que en Europa es ilegal atribuir al vino propiedades de salud? Pues ya lo sabe…