Publicado: Jue, 19/09/2013 - 10:00
Actualizado: Jue, 19/09/2013 - 10:00
Aunque el exceso de peso está detrás de un montón de enfermedades crónicas, no siempre es así. De hecho, cada vez más estudios confirman que existe una obesidad “metabólicamente saludable” que parece proteger a tres de cada diez personas con obesidad de padecer hipertensión, diabetes, problemas cardiacos y otras patologías.
Tradicionalmente la obesidad se ha definido como un exceso de peso para una talla determinada, donde la causa concreta de ese exceso de peso es la masa grasa corporal. Así, durante décadas las líneas de investigación en torno a la obesidad se han centrado en el tejido adiposo, es decir, en la masa grasa. Conocemos cómo se comporta este tejido, a nivel de tejido celular o incluso genético, ante todos los estímulos que tienen que ver con la obesidad o con su tratamiento y, cómo no, se investigan infinidad de sustancias que se dirigen, precisamente, a dicho tejido adiposo. Tales sustancias buscan evitar (otra cosa es que lo consigan, claro) que ahí se acumule tanta grasa. En definitiva: el tejido adiposo, la grasa corporal y el Índice de Masa Corporal –IMC– aún hoy son los protagonistas de esta historia. De hecho, al exceso de acumulación de grasa se le atribuyen clásicamente la aparición de los problemas asociados a la obesidad a largo plazo (diabetes tipo 2, hipertensión, dislipemias, etc.).
Sin embargo hace tiempo que suenan vientos de cambio. Algunos estudios relativamente recientes sugerían que existe un fenotipo o perfil de persona con obesidad que no tiene riesgo de desarrollo de resistencia a la insulina o diabetes tipo 2 (desencadenante del resto de problemas asociados a la obesidad), gracias a que su grasa está distribuida de una determinada manera1. Estudios posteriores demostraban que efectivamente existen personas con obesidad (con un Índice de Masa Corporal o IMC superior a 30 m/kg2) sin problemas asociados a la obesidad y que, por tanto, no tienen un mayor riesgo de mortalidad por cualquier causa, de padecer problemas cardiovasculares o incluso algunos tipos de cáncer2. Para entendernos: que hay personas con obesidad que están sanas.
De hecho, se calcula que casi un 30% de las personas con obesidad no tienen ni tendrán esos problemas3. De ahí que se haya comenzado a identificar esta especial condición dentro de la obesidad con un término que parece abrirse paso: “personas con obesidad metabólicamente sanas”.
Por otra parte, también se ha constatado que existen personas que no tienen exceso de peso pero que sí sufren alguna o varias de las mencionadas alteraciones metabólicas que elevan el riesgo de morir de forma prematura o de sufrir enfermedad cardiovascular o cáncer. Todos estos hechos parecían indicar que los problemas como la diabetes 2, la hipertensión o dislipemias (Ej.: colesterol elevado) no tenían que estar forzosamente ligados a la obesidad ni a la masa grasa corporal. En dos palabras, es cierto que enfermedades como la diabetes tipo 2, la hipertensión o las dislipemias están relacionadas con un mayor riesgo de mortalidad total o de cáncer, pero el caso es que ni aparecen siempre en individuos con obesidad ni tener un peso normal o incluso bajo asegura que no se padezcan.
Detrás de todo este fenómeno se esconde una cuestión que cambia sin duda la visión que tenemos de la obesidad: es el tejido muscular el actor principal en la trama cuyo desenlace puede ser tanto la salud como las enfermedades asociadas a la obesidad3. Los individuos con elevado IMC, es decir, con más grasa de la que corresponde pero una masa muscular adecuada, son aquellos que se corresponden con el perfil de “personas con obesidad metabólicamente sanas”. En asociación, la fuerza muscular o la capacidad cardiorrespiratoria están también relacionadas con este perfil4. En sentido contrario, las personas con un peso adecuado pero una cantidad de masa muscular especialmente baja (las que padecen la llamada “obesidad sarcopénica”), sí tienen un mayor riesgo de desarrollar las alteraciones metabólicas que aumentan el riesgo de mortalidad por todas las causas, enfermedades cardiovasculares o cáncer4.
Estudios recientes asocian estos perfiles de salud o enfermedad con el llamado “estado inflamatorio”, en el que hace tiempo que se sabe intervienen sustancias que secreta el propio tejido adiposo y también el tejido muscular5. Estas secreciones regulan la actividad de ambos tejidos (adiposo y muscular) estableciendo lo que podríamos denominar una comunicación bilateral entre estos tejidos. Para que nos entendamos, se sabe que si tenemos una baja cantidad de masa muscular aumentan las posibilidades de que nuestro cuerpo genere sustancias que elevan nuestro riesgo de padecer obesidad. Y si existe un nivel adecuado de masa muscular, ocurre todo lo contrario ya que el tejido muscular produce sustancias que disminuyen nuestro riesgo de obesidad (y otras enfermedades)6, 7.
Por tanto, el equilibrio entre estos factores secretados por una determinada cantidad de músculo corporal son los que potencialmente parecen estar detrás de lo que hasta hace poco atribuíamos al peso corporal o a la grasa corporal. De acuerdo a todo lo expuesto parece que puede concluirse que niveles adecuados y no bajos de masa muscular son más importantes que un peso adecuado y que pueden incluso evitar que la obesidad sea peligrosa.
Resumiendo, parece que deberíamos corregir nuestro discurso y empezar a asumir que el estado de salud no depende tanto del exceso de peso o de la obesidad, ni de la proporción de grasa en el organismo, sino de la masa muscular y por tanto de los niveles de actividad física regular. Incluso se podría afirmar que la definición de obesidad y sus riesgos parece que necesitan ser revisadas.
1Stefan N, Kantartzis K, Machann J, Schick F, Thamer C, Rittig K, Balletshofer B, Machicao F, Fritsche A, Häring HU. Identification and characterization of metabolically benign obesity in humans. Arch Intern Med. 2008; 11;168(15):1609-16
2Hamer M, Stamatakis E. Metabolically healthy obesity and risk of all-cause and cardiovascular disease mortality. J Clin Endocrinol Metab. 2012;97(7):2482-8
3Ortega FB, Lee DC, Katzmarzyk PT, Ruiz JR, Sui X, Church TS, Blair SN. The intriguing metabolically healthy but obese phenotype: cardiovascular prognosis and role of fitness. Eur Heart J. 2013;34(5):389-97
4Hainer V, Aldhoon-Hainerová I. Obesity paradox does exist. Diabetes Care. 2013;36 Suppl 2:S276-81
5Phillips CM, Perry IJ. Does Inflammation Determine Metabolic Health Status in Obese and Nonobese Adults? J Clin Endocrinol Metab. 2013 Aug 26
6Trayhurn P, Drevon CA, Eckel J. Secreted proteins from adipose tissue and skeletal muscle - adipokines, myokines and adipose/muscle cross-talk. Arch Physiol Biochem. 2011;117(2):47-56
7You T, Arsenis NC, Disanzo BL, Lamonte MJ. Effects of exercise training on chronic inflammation in obesity : current evidence and potential mechanisms. Sports Med. 2013;43(4):243-56.