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EEUU modifica las etiquetas alimenticias tras 20 años, para destacar las calorías, el tamaño de las raciones y los azúcares añadidos

Actualizado: Mié, 05/03/2014 - 10:19

A la izquierda, la nueva etiqueta propuesta. A la derecha, la etiqueta actual.
Los cambios sitúan a los azúcares añadidos en el punto de mira, ya que Estados Unidos tiene la dieta más dulce del mundo
Nuestro principio aquí es simple, que vosotros como padres y consumidores seáis capaces de entrar en una tienda, coger un alimento del estante y decir si es bueno o no para tu familia. También sabréis de donde procede el azúcar, si el azúcar de un yogurt es añadido durante el proceso o viene de frutas, esto es muy importante”, declara Michelle Obama
Para la industria, las medidas propuestas podrían suponer una inversión de 2.000 millones de dólares, frente a unos beneficios para la salud que podrían alcanzar los 30.000 millones”, cuantifica Michel R. Taylor
El hecho de detallar las calorías y el tamaño de las raciones puede llevar a que las empresas alimenticias ajusten lo que están poniendo en su comida. Por ejemplo, cuando la FDA añadió una categoría para los ácidos grasos trans en el año 2006, las empresas rápidamente redujeron la cantidad que añadían a los alimentos”, argumenta Hamburg, comisionada de la FDA

La Agencia de Alimentación y Medicamentos de Estados Unidos (Food and Drug Administration, FDA) ha anunciado su intención de proceder, por primera vez en dos décadas, a la modificación del tipo de datos de nutrición (nutrition facts) que son requeridos en las etiquetas de los productos alimenticios arguyendo que “la dieta norteamericana ha cambiado mucho desde que se introdujo la etiqueta de 1993” y que actualmente “la gente está comiendo raciones más grandes” sin olvidar que “las tasas de obesidad, enfermedades del corazón y apoplejías se mantienen altas”. Asimismo, tras señalar que hoy en día “se conoce más la relación existente entre los nutrientes y el riesgo de padecer enfermedades crónicas”, la FDA explica que la nueva etiqueta pretende “llamar más la atención hacia las calorías y los tamaños de las raciones”. De esta manera, la FDA sigue apostando por su sistema de etiquetado “tradicional”, sin considerar el debate abierto sobre la conveniencia de semáforos nutricionales sobre el cual tratábamos aquí: Etiquetado nutricional: ¿cómo es mejor, con o sin “semáforos”?

En la información principal sobre los cambios que la FDA pretende introducir, Nutrition Facts Label: Proposed Changes Aim to Better Inform Food Choices (“Etiqueta de Datos de Nutrición: Los cambios propuestos pretenden facilitar una  mejor elección de los alimentos”), el director del Centro para la Seguridad Alimentaria de la FDA, Michael Kanda, insiste en que “la obesidad, las enfermedades del corazón y otras enfermedades crónicas están provocando problemas de salud pública”.  Es por este motivo por el que, en opinión de este experto, “la nueva etiqueta propuesta tiene la intención de reclamar más atención sobre las calorías y el tamaño de las raciones, lo cual es importante para afrontar los problemas. Además, ahora estamos proponiendo que sea requerido listar los azúcares añadidos”, apunta. En relación a este punto, Kanda considera que “las directrices dietéticas del año 2010 para los estadounidenses recomiendan reducir calorías que procedan de azúcares añadidos y grasas sólidas”. Kanda puntualiza que se trata de una “propuesta de etiqueta” porque, a partir del día 27 de enero de 2014 cuando la FDA publicó en su web la información de estas modificaciones, se ha abierto un período de 90 días durante el cual cualquiera que lo desee puede aportar sus comentarios accediendo a la web www.regulations.gov. De otro lado, una vez publicada la normativa final con los cambios introducidos, la FDA propone que la industria alimenticia estadounidense disponga de dos años para aplicar las nuevas medidas.

Las diferencias y porqué
Según explica la FDA, estos son los cambios propuestos en las etiquetas y sus razones:

  • Lo primero que los consumidores notarán es un mayor énfasis –con una letra más grande y en negrita- en las calorías. “El número de calorías es especialmente importante para mantener un peso saludable”, se encarga de señalar  Jessica Leighton, consejera de la oficina de Alimentos y Medicina Veterinaria de la FDA.
  • Por primera vez, los “azúcares añadidos” estarían incluidos en la etiqueta. De media, los estadounidenses ingieren un 16% de sus calorías diarias a través de azúcares añadidos durante la fabricación de alimentos.
  • Dejarán de figurar las calorías procedentes de grasas. “Sabemos que el tipo de grasa es más importante que la cantidad total de grasa”, explica Claudine Kavanaugh, científica de la salud en la FDA. No obstante, sí aparecerán las grasas totales, las grasas saturadas y las grasas trans.
  • El número de raciones por paquete también tendrá una presencia más prominente. La “cantidad por ración” incluirá ahora el tamaño real de la ración así como la “cantidad por taza” (“Amount per cup”. Nota: “cup” es una medida habitual en Estados Unidos).
  • La FDA propone actualizar los requisitos de los tamaños de las raciones. Estas actualizaciones incluirían reflejar la realidad de lo que la gente realmente come, según los datos recientes. Por ley, el tamaño de las raciones debe estar basado en lo que la gente realmente come, no en lo que “debería” estar comiendo.
  • La FDA actualizaría los Valores Diarios (“Daily Values”) para varios nutrientes. Estos valores diarios se usan para calcular el Porcentaje de Valor Diario (%DV) en la etiqueta, lo cual ayuda a los consumidores a entender la información nutricional en el contexto de la dieta completa. Además, el %DV se desplazaría a la izquierda de la etiqueta. La FDA quiere ayudar a que los consumidores entiendan la información relativa a los nutrientes de forma visual y rápida.
  • La etiqueta incluiría las cantidades de potasio y vitamina D. La vitamina D es importante para la salud de los huesos, especialmente entre mujeres y ancianos. El potasio, por su parte, está implicado en el control de la presión arterial y previene la hipertensión. “Tenemos evidencias científicas de que la población no está consumiendo una suficiente cantidad de estos nutrientes para protegerse de las enfermedades crónicas”, dice Leighton.

Los objetivos
En la misma nota informativa, Leighton y Kavanaugh enfatizan que el principal objetivo de los cambios propuestos en la etiqueta de información nutricional no es decir a los consumidores qué deberían estar comiendo, sino aumentar y destacar la información que necesitan para hacer sus propias elecciones. Asimismo, añaden que para las personas con ciertos riesgos de salud, la información puede ser especialmente valiosa ya que “aunque la etiqueta está diseñada para la población en general, muchos de nosotros corremos el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial y apoplejía o simplemente queremos consumir menos calorías”.

Así, indican que “si estás preocupado por la hipertensión arterial y las apoplejías, debes prestar atención a las cantidades de sodio y potasio que aparecen en las etiquetas” y “para proteger tu salud cardiovascular, escoge comidas bajas en grasas saturadas, colesterol, ácidos grasos trans y sodio”.

Más información relacionada: tamaño de las raciones y bases científicas.
La FDA complementa su presentación de los cambios en las etiquetas nutricionales con dos piezas informativas: Food Serving Sizes Getting a Reality Check(“Los tamaños de las raciones reciben un test de realidad”) y Proposed Nutrition Facts Label Changes Are Based on Science and Research (“Los cambios propuestos en las etiquetas de datos nutricionales se basan en la investigación científica”). En el primero de esos textos, entre otras cuestiones, se explica la cuestión del tamaño de las raciones poniendo como ejemplo el comportamiento más habitual en los estadounidenses cuando consumen helado: “quizá pones una taza (“a cup”) de helado en un plato creyendo que es una ración. No es mucho, después de todo. La etiqueta indica que una ración contiene 200 calorías, y eso es lo que piensas que has comido”. Continúan con este ejemplo explicando que “si no has mirado detenidamente, y con antelación, la etiqueta de Datos Nutricionales, no te habrás dado cuenta de que la ración es, en realidad, solo la mitad de esa cantidad. Así que en realidad has comido 400 calorías”. “Y –continúa el texto- quizá esa ha sido tu elección, pero la FDA quiere proveer un test de realidad. La etiqueta propuesta en este caso detallaría que el tamaño de la ración es una taza (“one cup”) y que aporta 400 calorías” para “ayudar a la gente a entender el número de calorías y la cantidad de nutrientes que está comiendo en realidad” y además “será una información más destacada, ya que el número de calorías y raciones por paquete aparecerá en un tamaño de letra más grande y en negrita”. De esta manera, la FDA pretende que los tamaños de las raciones presentes en la etiqueta se adecúen a lo que la gente suele comer y que, así, cuando consulten las calorías y los nutrientes de la etiqueta, estos se correspondan mejor con la ración que, habitualmente, se consume.

Por ota parte, en el texto Proposed Nutrition Facts Label Changes Are Based on Science and Research la FDA apela a “las más recientes evidencias científicas” y a “los últimos estudios sobre la salud de los estadounidenses y a las tendencias de consumo alimenticio” como justificación a los cambios que proponen. Así, en esta ocasión utilizan el ejemplo del azúcar añadido para ilustrar su razonamiento: “la etiqueta actual –explica la FDA- simplemente lista ‘Azúcares’, los cuales se refieren tanto a los añadidos como a los naturales. La FDA propone que la etiqueta tenga una nueva línea, indexada bajo ‘Azúcares’, listando solo los azúcares que han sido añadidos durante el proceso de producción, identificándolos como ‘Azúcares añadidos’”. Al respecto, Claudine Kavanaugh, , afirma que “algunas personas están consumiendo demasiadas comidas con ‘azúcares añadidos’ y no están obteniendo todos los nutrientes que necesitan”. Asimismo, tal como informábamos en el primer texto que hemos comentado, en este texto la FDA expone que para el estadounidense medio, el 16% de sus calorías diarias proviene de azúcares añadidos durante la producción alimenticia y abunda en la cuestión explicando que “las mayores fuentes son las bebidas azucaradas, las bebidas energéticas y deportivas, los postres a base de cereales, los postres lácteos y la golosinas” pero que también “los alimentos enriquecidos en nutrientes pueden a la vez contener azúcares añadidos, como es el caso de cereales, siropes de fruta y yogurt azucarado”.

Asimismo, la FDA expone los siguientes datos que se han tenido en cuenta para decidir introducir los “azúcares añadidos” en las etiquetas alimenticias:

  • Las Directrices Dietéticas para los estadounidenses recomiendan reducir la ingesta de calorías procedentes de azúcares añadidos y grasas solidas porque un alto consumo puede reducir la ingesta de alimentos ricos en nutrientes.
  • Un informe del Instituto de Medicina (IOM)  sobre macronutrientes (carbohidratos, proteínas y grasa) estableció que muchas de las comidas y bebidas que suponen la mayor fuente de azúcares añadidos en la dieta, tienen bajos niveles de nutrientes como vitaminas.
  • Instituciones expertas como la Asociación Americana del Corazón, la Academia Americana de Pediatría y la Organización Mundial de la Salud recomiendan reducir en la dieta la ingesta de calorías procedentes de azúcares añadidos.

Por otra parte, como ya hemos comentamos en relación al documento principal, la FDA apuesta por requerir la inclusión de los niveles de vitamina D y de potasio en la etiqueta -que se añadirían al calcio y hierro que ya son requeridos- pero en cambio propone que la inclusión de los niveles de vitamina C y vitamina A deje de ser obligatoria porque “los datos indican que sus deficiencias no son tan comunes” como en el caso de la vitamina D y el potasio, los cuales son importantes para “el desarrollo de los huesos y la salud en general” y para “reducir la presión arterial”, respectivamente.

Reacciones en el New York Times
El mismo día que la FDA publicaba en su web sus propuestas de cambios para las etiquetas de los productos alimenticios en los Estados Unidos, numerosos medios del país reprodujeron la información incluyendo las primeras reacciones, dada la repercusión en la vida cotidiana de una población de más de 300 millones de habitantes que, en un sentido o en otro, sin duda tendrá que aplicarse estas medidas. The New York Times, en un artículo de Sabrina Tavernise, además de exponer la propuesta de la FDA recogía diferentes valoraciones, entre las cuales entresacamos las siguientes:

  • Doctor David A. Kessler, comisionado durante la primera campaña para crear una etiqueta de datos nutritivos en los años 90: “Los cambios ponen los azúcares añadidos en el punto de mira. Estados Unidos tiene la dieta más dulce del mundo. Uno no puede llegar a ser tan enorme como nosotros hemos llegado a ser sin los azúcares añadidos. Millones de estadounidenses prestan atención a las etiquetas de los alimentos y los cambios pretenden hacerlas más fáciles de entender, un paso crucial en una era en que más de un tercio de los adultos son obesos. La epidemia ha causado que se disparen las tasas de diabetes, y ha incrementado el riesgo de cáncer, enfermedades del corazón y apoplejías”.
  • La primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, refiriéndose a las actuales etiquetas decía que “a menos que tengas un diccionario de sinónimos, una calculadora y una titulación en nutrición, estás perdido” y en referencia a los cambios que propone la FDA afirmaba que “nuestro principio aquí es simple, que vosotros como padres y consumidores seáis capaces de entrar en una tienda, coger un alimento del estante y decir si es bueno o no para tu familia. También sabréis de donde procede el azúcar, si el azúcar de un yogurt es añadido durante el proceso o viene de frutas, esto es muy importante”.
  • Barry M. Popkin, investigador de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, cuyo proyecto para definir qué comen los estadounidenses ha establecido que el ciudadano medio de ese país consume 300 calorías de azúcares añadidos por día: “Esta es una falsa victoria, solo afectará el pequeño segmento de consumidores que estudian cuidadosamente las etiquetas”.

La periodista del New York Times explicó que, como Popkin, otros expertos también se muestran escépticos sobre el impacto de los cambios argumentando que “muy pocos estadounidenses leen las etiquetas” mientras que otros expertos consideraron que los restaurantes–afirma la periodista- suponen la mayor fuente de calorías para los estadounidenses y han incrementado sus raciones sustancialmente por lo que cargan con la mayor parte de la culpa.

En otro ámbito, la periodista del New York Times -refiriéndose a la cuestión de la inclusión de los azúcares añadidos- exponía que esta propuesta, según los expertos, va a resultar un punto muy controvertido ya que “la industria alimentaria se ha opuesto en el pasado a sugerencias similares”. No obstante, la periodista recogía declaraciones de la Asociación de Productores de Comestibles expresando que “estamos completamente dispuestos a trabajar con la FDA. Es crucial que los cambios estén basados en la ciencia más actual y fiable” y, citando a un comisionado jefe de la FDA, estimaba en dos mil millones de dólares el coste que supondría a la industria introducir los cambios, frente a unos beneficios para la salud que podrían llegar a alcanzar los 30.000 millones de dólares según el mismo comisionado, Michael R. Taylor. 

Un apunte más: en el artículo del New York Times, una comisionada de la FDA, Margaret A. Hamburg, exponía que los cambios propuestos para las etiquetas podrían tener un beneficioso efecto secundario: “aunque la intención es que la gente sea consciente de cuánto y qué está comiendo, el hecho de detallar las calorías y el tamaño de las raciones puede llevar a que las empresas alimenticias ajusten lo que están poniendo en su comida. Por ejemplo, cuando la FDA añadió la categoría para los ácidos grasos trans en el año 2006, las empresas rápidamente redujeron la cantidad que añadían a los alimentos”.

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